Si, así como suena. Nadie me creía. Pero ahí estoy. Sucede que estoy tapado, estoy atrás. Mas precisamente atrás de Ringo. Y adelante de Johnny Weissmüller. Durante décadas nadie supo que mi imagen estaba ahí. Pero al fin se develó el misterio.
Hago un poco de
historia.
La tapa fue
diseñada por Peter Blake, y la foto fue tomada por Michael Cooper el 30 de
marzo de 1967. Se eligieron los personajes célebres que iban a aparecer, se
recopilaron sus imágenes y se reprodujeron en cartón a tamaño real. Algunos de
cuerpo entero y otros solo las cabezas, montadas en un bastidor.
A la mayoría se los
ve plenamente. A otros se los ve emerger desde atrás, mostrando apenas una
parte del cuerpo. Por ejemplo, a Einstein. Por encima del hombro derecho de
John, y debajo de Oscar Wilde, se ven unos pelos. Son de Albert. Por encima del
hombro izquierdo de George, se ven también unos pelos. Son de Bette Davies, en
una foto que corresponde a la película de 1939 “La vida privada de Elisabeth y
Essex”.
Otros no se ven en
absoluto. Sophia Loren y Marcello Mastroianni, están atrás de las figuras de
cera de Los Beatles. Bueno, se ve un poquito el sombrero negro de Marcello. Y
en esta categoría estoy yo, Ringo me tapa por completo.
En marzo de 1994,
Paul. George y Ringo, intentaron grabar la canción “Now and Then” de John, a
partir de una cinta casera de muy mala calidad, para el proyecto “Anthology”.
¿Y que tiene que ver esto con lo que venia contando? Ya van a ver.
En ese momento
fracasó el intento de grabar esa canción. La calidad de la cinta original era
muy mala. Veintinueve años después, gracias a un software desarrollado por
Peter Jackson, llamado MAL, se pudo aislar la voz de John de la grabación
original y así Paul y Ringo, los Beatles sobrevivientes, pudieron terminar la
canción.
Análogamente, se
acaba de desarrollar un asombroso software que permite hacer algo parecido con
las fotos antiguas: Se puede mover una parte de la imagen y ver que es lo que
había detrás originalmente. Cuando aplicaron este programa a la tapa del disco,
fue como correr un velo y ver lo que había estado oculto durante casi sesenta
años: aparecieron Albert, Bette, Sophia, Marcello y otros no tan conocidos.
Entre estos, escondido atrás de Ringo, yo, Claudio, mi imagen pegada en un
cartón, sonriente con mi flequillo Beatle (tantas veces censurado por mi
maestra de jardín).
Pero ¿Qué es lo que
hacía yo en el medio de tantos famosos? ¿Cómo consiguieron mi foto? ¿Cómo
podían saber que, en Buenos Aires, Argentina, a 11.000 km de distancia, había
un nene de seis años ultra super recontra fanático a muerte de Los Beatles, que
en vez de pedir que le regalaran juguetes, pedía que le regalaran discos?
Bueno, no sé, dicen
que a Brian Epstein no se le escapaba nada. Pero todavía no apareció el
software capaz de contestar esas preguntas.