Mi
abuelo camina despacito, se ayuda con un bastón. Siempre viene tempranito a la
mañana y ayuda un poco, en lo que puede, mientras mi mamá se va a trabajar.
Nos
prepara una leche, nos lleva al colegio y después nos viene a buscar.
A
la noche se va y después vuelve al otro día. Muchas veces le pregunté a él y a mi
mamá, a donde va, donde vive. Pero nunca me contestaron. O me contestaban así
nomás. Me decían que vivía muy lejos. Que acá no había lugar para él. Y eso era
cierto, en nuestra casilla había una cama para mi mamá, otra para mi hermana
mayor, que tenía otro abuelo, y otra para mi hermano y yo.
Muchas
veces le pedí que me lleve con él, pero nunca quiso. Yo decía que lo teníamos
que acompañar, ¿Cómo va a caminar tantas cuadras de noche, solo con su bastón,
por esas calles oscurísimas?
Ahora
que murió a veces juego con el bastón. Me acuerdo de él y lo extraño.
Pero
nunca supe donde vivió.
No hay comentarios:
Publicar un comentario