El restaurante de Don Chicho encargó a una
empresa consultora una investigación de mercado acerca del consumo y de los
precios de los diferentes platos que se ofrecían en el menú. Los resultados de
dicha investigación fueron los siguientes:
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Una
variación en más menos veinte por ciento en el precio de los ravioles con
estofado no influye sobre su demanda.
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La
puesta en marcha de las freidoras resulta redituable solamente cuando se
superan las treinta raciones, por lo que se sugiere que los menús de promoción
incluyan papafritas.
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La
demanda por el matambre casero aumenta en un cincuenta por ciento cuando es
ofrecido como “plato del día”.
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Los
vinos finos son solicitados en proporción de uno a diez con respecto a los
vinos comunes. Esta proporción se eleva a dos por la noche, y a tres los fines
de semana.
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La
clientela opta por las frutas en almíbar un cincuenta por ciento más que por
las frutas de estación.
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Siempre
es conveniente servir amarettis con el café, ya que su costo es insignificante
y la respuesta de la gente muy calurosa.
Toda esta información fue analizada por
expertos del Instituto Tecnológico de Massachussetts traídos especialmente y
procesada en equipos IBM de última generación a un costo de 500.000 dólares.
Demasiado alto para el modesto restaurante de Don Chicho, que tras pagar esa
suma presentó quiebra y cerró sus puertas para siempre.
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