miércoles, 29 de diciembre de 2021

REELECCIÓN INDEFINIDA PARA TODOS LOS CARGOS PUBLICOS

Querer limitar la reelección de cualquier cargo electivo es antidemocrático. La gente que sostiene la postura de ponerle un tope a las reelecciones simplemente desprecia el voto popular. Si hiciste una buena gestión, el electorado con toda razón va a querer tu continuidad. Si lo hiciste mal, no. Listo. No hay nada más que legislar al respecto.

Ejemplo paradigmático: macri. En 2019 se presenta a la reelección contando con el favor de:

- El aparato del Estado

- La prensa canalla

- La mafia judicial

- Unos 50.000 millones de dólares que el FMI  le entregó para hacer campaña.

Pero todo esto no alcanza si después de cuatro años de recontramierda, dejas tierra arrasada. Las mayorías le dieron la espalda. 

El tema de la “alternancia” es absurdo. Imaginemos como se traduciría esto en el sector privado. Un gerente está a cargo de una empresa durante cuatro años y mediante una gestión brillante le hace ganar a esa empresa un montón de dinero. Pero a la hora de renovar su contrato, los dueños de la firma le dicen:

- Mire, González, usted lo hizo muy bien. Pero a partir de hoy usted pasa a ser supervisor, y el actual supervisor, que no tiene experiencia, no se recibió y es medio pelotudo, va a pasar a ser gerente.

- Pero, ¿por qué?, pregunta González sorprendido.

- ¡PORQUE AQUÍ PRIVILEGIAMOS LA ALTERNANCIA!, contesta golpeando la mesa el miembro más imbécil del directorio.

Más bien deberíamos preocuparnos por un poder judicial, mafioso, aristocrático y antidemocrático, que está pegado con poxipol en sus cargos, sin que nadie los haya votado.






lunes, 6 de septiembre de 2021

BETO SARSENATO (CUENTO)

 No se destacaba solamente por ser un gran escritor. Alberto Sarsenato, el querido “Beto”, tenía una sensibilidad social especial. Era lo que se dice un hombre comprometido con su época. En su obra se destaca su preocupación por la justicia social, por los sectores más vulnerables, por cómo lograr una distribución más equitativa de la riqueza.


Tomemos como ejemplo su obra mas emblemática: “Crónica de una vida miserable”, donde relata en forma magistral la vida de los habitantes de las barriadas mas pobres de la ciudad. Esos seres anónimos que viven en la marginalidad, y que Beto Sarsenato sentía como sus hermanos. Nadie como él retrató el sufrimiento de estos hombres y mujeres.


El hambre, las privaciones, la falta de acceso a los servicios más elementales, cobraban vida a la luz de su pluma ilustre. ¿Hay una forma poética de describir las dificultades para cubrir una canasta de alimentos básica? Beto Sarsenato demostró que sí, que se puede retratar una realidad tan terrible de la manera mas bella, que el lector agradece. De este modo, la carencia de agua potable se transforma en un vehículo para la más elevada literatura.


La crítica especializada lo alabó desde sus inicios, ponderando su estilo exquisito. Sus libros se transformaban en best sellers a la semana de ser publicados, demostrando que la calidad artística y el éxito comercial pueden ir de la mano. Fue un escritor multipremiado y aclamado en forma unánime. Sus citas encantadoras, sus maravillosas metáforas, deleitaban a todos. Su obra fue traducida a más de cuarenta idiomas. 

Indudablemente, la vida es más hermosa gracias al genial Beto Sarsenato.





domingo, 29 de agosto de 2021

LAS INDIGNACIONES DE LA CLASE MEDIA ESTÚPIDA

Excelente lo de la maestra de la escuela de Ciudad Evita. Decirle a un pibe “macri te robó” es la mejor enseñanza que se puede dar en un aula. 

Adoctrinar es educarte con  la historiografía oficial del canalla bartolomé mitre, venderte que el terrorista sanguinario de sarmiento es un ejemplo, no escuchar en toda la primaria ni en toda la secundaria el nombre “Evita”, no decir una sola palabra en contra de la dictadura.

Jamás voy a compartir indignaciones con la clase media estúpida, somos muy distintos a la hora de indignarnos.

En la misma semana balearon a un diputado del Frente de Todos en Corrientes. No parece ser motivo de espanto para los guardianes de la República ni para los dueños de la supremacía moral.

Parece que la mafia clarín no les indicó que se tenían que indignar por un balazo, mejor rasgarse las vestiduras por una maestra que dice la verdad.

La discusión es siempre la misma: el modelo de país. Pasaron ya tres ciclos neoliberales que hicieron mierda todo, pero con el lavado de cerebro que la mafia mediática le hace a la gente idiota, seguramente van a terminar votando un cuarto ciclo.

Ojalá haya más maestras como aquella, que despabilen a los pibes.





lunes, 26 de julio de 2021

SEGUNDA DOSIS ADENTRO

 

26 de julio, segunda dosis del veneno adentro, con una de las vacunas que nunca llegaron.

¡Y en el aniversario de Evita!




domingo, 6 de junio de 2021

GRACIAS ALBERTO Y CRISTINA!

 60 años. EL 4 de junio me vacuné con primera dosis. Por suerte tenemos un Gobierno que gobierna. A pesar de estar atravesando el peor momento que yo le conocí al planeta en lo que va de mi vida. La campaña de vacunación es excelente, con todas las dificultades externas e internas.

Lamentablemente tenemos en la vereda de enfrente una oposición de soretes, que mientras el Gobierno construye, se encarga de destruir, desinformar, confundir. Mierda inmunda que el único lugar donde debería estar es en una cloaca. No se puede así. Imposible construir una Nación, con todo ese excremento revoloteando. Todos los días. 24 horas por día. Jugando con la muerte. La mierda macrista, la prensa canalla, la mafia judicial. Imposible. Para joder no paran nunca, ni para mirar Netflix.

Lacra asquerosa y hedionda, me cuesta poner en palabras la repugnancia que me dan. Clausuraron cualquier posibilidad de debate político en la Argentina, diciendo cualquier pelotudez, cualquier mentira, por más descabellada que sea. No importa la desmentida, al otro día siguen con lo mismo o inventan una mentira peor.

Operan permanentemente en contra de los intereses del país, frente a un problema que es mundial. Su único interés es defender el bolsillo de los poderosos.

De cualquier manera no sé si es eso lo que más me llama la atención de esta gentuza, sino más bien su increíble ignorancia. Son burros, brutos, ignorantes, canallas sin el más mínimo mérito, analfabetos protegidos por los medios hegemónicos. 

Bueno, no sé si cansé repitiendo tanto la palabra mierda y sus sinónimos, pero es lo que me sale. La mierda que se me pega en la suela del zapato es mejor que un macrista.

Por todo eso y porque soy un tipo agradecido: ¡Gracias Alberto y Cristina!





viernes, 2 de abril de 2021

LA MANO DE OBRA MÁS BARATA (CUENTO)

 Miguel Ramos era un Maestro Mayor de Obras que vivía en Bellavista. Desde los quince años trabajaba en la industria de la construcción, obligado por los apuros económicos que atravesaba su familia. 

Su padre Victoriano, (“un loco”, al decir de tía Eulogia), se había desempeñado hasta su muerte, en los más diversos oficios, desde embolsador de carbón hasta guarda de tren, pero su gran amor era el circo. Había fundado una compañía a mediados de la década del cuarenta, que recorrió varias ciudades del interior con cierto éxito. El número fuerte era el de los chimpancés, ya que Victoriano Ramos los sabía domesticar a la perfección. Un par de crónicas de la época (que todavía Miguel conserva) detallaban como los simios andaban en bicicleta, actuaban de policías y ladrones, de luchadores de catch, y hasta había una hembra casamentera, con un precioso vestido de novia, que perseguía a cuanto candidato le pasaba cerca. 

Pero a medida que pasó el tiempo, el interés de la gente por el circo fue decayendo, hasta que la compañía tuvo que cerrar sus puertas. Fue la madre de Miguel, Olga, (una mujer práctica, que se encargaba de la boletería), la que tomó la decisión, harta ya de viajar y pasar penurias. El matrimonio por fin se instaló en Grand Bourg, donde Miguel nació, y luego en Bellavista.

Pero Victoriano nunca dejó de domesticar chimpancés. Solía divertir a todos en las fiestas familiares, él mismo montaba un pequeño escenario, bordaba los disfraces, y sorprendía siempre con un acto nuevo.

¡El circo renacerá!, se lo escuchaba decir con entusiasmo, cosa que encrespaba a Olga y a la tía Eulogia. 

Victoriano trató de transmitirle su arte a Miguel, por eso se molestó mucho cuando este empezó a trabajar de peón, a instancias de Olga, con el tío Benedicto, el esposo de Eulogia, que era oficial albañil.

No obstante, el joven Miguel ayudaba mucho con la economía familiar, y además iba adquiriendo oficio. Se recibió de Maestro Mayor de Obras y consiguió trabajo en una empresa constructora, donde se desempeñaba como cadete, chofer, sobrestante, capataz, computista, presupuestista y cuanta cosa hiciera falta.

Cuando Miguel cumplió treinta años, su padre Victoriano falleció. Conservó hasta su muerte un elenco estable de siete chimpancés, de los cuales cuatro murieron de pena y solo los tres más jóvenes sobrevivieron.

Eso fue todo lo que Miguel heredó.

Al principio las cosas no eran nada fáciles para Miguel. El hecho de tener que trabajar en forma obligada para mantener a su familia le impidió completar estudios universitarios (había empezado la carrera de ingeniería civil para complacer a su madre). Sin embargo, a pesar de ser solo un Maestro Mayor de Obras, con el correr de los años se fue ganando un lugar en la firma donde trabajaba. Sus patrones confiaban en él y Miguel adquiría cada vez más experiencia y más seguridad en sí mismo. A pesar de trabajar en relación de dependencia y de cobrar un sueldo que no era demasiado alto, por nada del mundo podía dejar su trabajo en la empresa. Esto le hubiera roto el corazón a Olga, que estaba encantada que su hijo progresara dentro de una actividad “normal” como la construcción y olvidara los delirios bohemios de su padre.

Pero Miguel no olvidó a Victoriano y sus chimpancés. No, para nada. Siguió practicando todo lo que había aprendido del padre con los tres sobrevivientes, a escondidas de Olga. Si bien no tenía la brillantez del padre para domesticarlos y montar sketches, Miguel sentía que con esto mantenía viva la memoria de Victoriano.

Al cabo de unos años Miguel pensaba ya en casarse, por lo que sus necesidades económicas ya eran otras. Su sueldo no alcanzaba y fue entonces, después de mucho meditar, que Miguel decidió independizarse y empezar a realizar trabajos por cuenta propia. Esto al principio no fue del agrado de Olga, que prefería para su hijo la seguridad de un trabajo fijo con un sueldo fijo. Pero en definitiva era su vida y Miguel se sentía capaz, con toda su experiencia, de arriesgarse y montar una pequeña empresa constructora.

Por lo tanto Miguel renunció a su empleo, se casó y se mudó a una casa alquilada (también en Bellavista), que a la vez funcionaría como oficina. Finalmente Olga tuvo que ceder ante la iniciativa y el entusiasmo de Miguel. Después de todo, su hijo estaba definitivamente encaminado dentro de un oficio que podría llegar a ser muy rentable. Sin embargo, se sorprendió cuando Miguel incluyó en la mudanza a los tres simios sobrevivientes.

- ¿Qué significa esto?, pregunto Olga, - ¿No tendrás alguna idea absurda de continuar con las locuras de tu padre?

- No, mamá. Lo que yo voy a fundar es una empresa constructora. Una empresa cons-truc-to-ra.

Miguel se puso en movimiento inmediatamente, dentro de su círculo de relaciones profesionales, para darse a conocer como empresario. Y las invitaciones para cotizar trabajos no tardaron en llegar, al principio tímidamente y luego con mucha más frecuencia.

En cierta ocasión fue invitado a cotizar una casa de fin de semana en un club de campo, licitación de la cual también participaban los antiguos patrones de Miguel, los hermanos Linares, ambos ingenieros civiles. Se podría pensar en primera instancia que la invitación a participar con su oferta fue una simple cortesía del propietario (el señor Domínguez) hacia Miguel, ya que los hermanos Linares lo superaban en experiencia y capacidad, y no dudaban ni por un instante que la obra les seria adjudicada.

Pero Miguel se despachó con un presupuesto cuyo monto era un cincuenta por ciento más barato que el resto de las ofertas. En la reunión donde se abrieron los sobres hubo más de una reacción aireada.

- Miguel, lo tuyo es una locura, le dijo Antonio Linares, el mayor de los hermanos. ¡Hace veinticinco años que estoy en esto y sé muy bien que es imposible hacer esta obra por la mitad de su valor!

- Señor Ramos, ahora Domínguez había tomado la palabra, para mí sería fantástico construir mi casa de fin de semana por la mitad de su valor, pero ¿Quién me asegura que usted, con ese precio, es capaz de terminar correctamente los trabajos contratados?

Todas las miradas se posaron en Miguel. Éste se levantó de su asiento, caminó unos pasos alrededor de la mesa, y finalmente hablo en su defensa del siguiente modo:

- Señores: en los últimos tiempos he estado abocado a la tarea de reducir el costo de la mano de obra. Experimenté y puse en práctica en forma paulatina una manera de trabajar que reduce dichos costos drásticamente. Este método fue desarrollado, probado y mejorado durante varios meses de ardua labor y por lo tanto, estoy en condiciones de asegurar que los trabajos serán ejecutados en el tiempo pactado, según las reglas del arte y con una calidad en la terminación que provocaría la envidia de los mejores oficiales albañiles. Esto se los puedo asegurar señores. (Los ojos de Miguel brillaban). - ¡Lo juro!, ¡Lo juro por la memoria de mi padre, Victoriano Ramos!





GRACIAS A USTED, SEÑOR ULISES (CUENTO)

 - Gracias estudios centrales. Estamos aquí, en la casa del poeta Ulises Aróstegui, para hacerle una entrevista exclusiva. ¿Cómo estas Ulises?

- Muy bien.

- Acabas de editar un libro.

- Así es, se trata de un libro de cuentos, en el que traté de cambiar un poco la temática que venía desarrollando, pero creo que a mis seguidores les va a gustar.

- Ya lo creo que sí, Ulises, me acaban de comentar a cinco días de su aparición, el libro vendió 50.000 copias. A propósito, ¿Qué nos podes comentar acerca de tu forma de trabajo?

- Mirá, te voy a contar algo increíble. Cada cuento de ese libro lo soñé. Es algo increíble pero soñé cada palabra, una por una, a razón de un cuento por noche. No hago más que dormirme y una voz me empieza a recitar los cuentos. Es verdaderamente alucinante e incluso se sigue dando lo mismo cada noche con cuentos que aún no publiqué

Si, verdaderamente era increíble lo que me pasaba. Había despedido al periodista hacia algunos minutos y me preguntaba si algún televidente se había creído eso de los sueños. A decir verdad, ni yo mismo lo creía del todo, pero esa noche, como todas desde hacía un largo tiempo, la voz misteriosa me iba a dictar otro cuento, otro precioso cuento, otro cuento que se iba a traducir en dinero, ya que la gente parecía disfrutar mucho con mis sueños. Me estaba convirtiendo en un mercachifle de mi arte, pero el dinero me seducía y no iba a desaprovechar este regalo del cielo: cuentos que vendían bien. Por eso en cuanto me levantaba iba corriendo al escritorio y escribía palabra por palabra, antes de que me olvidara del sueño. En eso consistía toda mi creación artística: ¡un cuento por noche y a cobrar! Con estos pensamientos me fui a la cama dispuesto a pasar una plácida (y rendidora) noche.

Eran las tres de la mañana y mientras estacionaba el auto pensaba con malicia: ¿Qué hago despierto a esta hora?, así estoy perdiendo plata. Sucedía que la “cena íntima” que había tenido con Mónica se había prolongado demasiado. Para colmo la noche anterior no había dormido del todo bien (a pesar de que el cuento llego normalmente a mi cabeza), así que estaba agotado.

Al acercarme a mi casa note la presencia de un joven que parecía hacer guardia en la puerta. Era delgado, con anteojos, y de una calvicie incipiente, Estaba por abrir la puerta de mi casa cuando se dirigió a mí.

- ¿El señor Ulises Aróstegui?

- Si…

- Tengo que hablar con usted, es muy urgente.

- ¿Ahora?

- Si, si, es muy importante.

- Bueno, usted dirá.

- Le va a parecer increíble.

- Diga de una vez de que se trata.

Hizo una pausa. Me miró fijamente.

- Todos los cuentos que usted soñó, yo los había escrito antes.

En cuanto me pude deshacer de ese cargoso, entré a mi casa y me desplomé en la cama. Era lo único que me faltaba para terminar el día. Lo que dijo me había caído muy mal y reaccioné aireado, le dije que se retire y no me molestara más con sus historias fantásticas. Me costó convencerlo de que se fuera, y antes de irse me dejo su tarjeta, el cuento de la noche anterior escrito de su puño y letra (que todavía no había sido publicado) y una frase:

- Piénselo bien, mi carrera artística esta en juego.

¿Podía ser posible? ¿Podía se que su creación pasara a mis sueños de forma misteriosa? A mi me parecía imposible pero un terrible remordimiento se apoderó de mí. ¿Y si fuera cierto? ¿Y si yo me estaba llenando de plata a costa de ese pobre muchacho? Analicé fríamente la evidencia que me había dejado: el cuento era exactamente el mismo, palabra por palabra.

Esa noche dormí peor que la anterior, pero curiosamente, otra vez el cuento llegó a mí con claridad. Parecía ser que lo que yo creía un regalo del cielo era un vulgar atraco a un joven con verdadero talento pero que nunca iba a triunfar por causa mía: Ulises Aróstegui, el grande. Mi vida se convertía de pronto en una pesadilla, ya que a mi remordimiento se sumaba la persecución implacable de este joven.

Todas las noches lo encontraba en la puerta de mi casa, y sin decir palabra me daba un papel con el cuento soñado la noche anterior. Solo a veces me dirigía una frase como: 

- Reflexione, por favor.

- Me estoy muriendo de hambre

- Necesito trabajar

Aunque seguía soñando cuentos, dormía peor cada noche, la imagen del joven me perseguía y vivía atormentado. No tarde mucho en caer enfermo y por varios días no salí de mi casa. Soñaba y soñaba, pero no tenía fuerzas ni siquiera para anotar el cuento.

Decidí terminar con tanto sufrimiento y después de revolver algunos cajones encontré la tarjeta del joven y lo llame por teléfono.

No tuve más remedio que aceptar sus exigencias: darle el 50% de los beneficios que redituaran mis libros (o mejor dicho sus libros). El joven tuvo la amabilidad de permitir que los libros siguieran apareciendo con mi firma, solo me exigió el 50% de las ganancias.

Después de firmar el pacto me sentí mucho mas tranquilo. Creía que había hecho lo justo. Esa noche llegue a mi casa y me dispuse a hacer lo que no había podido hacer desde hacia mucho tiempo: dormir bien.

Me desperté a las seis de la mañana sobresaltado. El cuento que había soñado era por demás revelador. No tenia tiempo que perder. Me vestí en segundos y salí a la calle a tomar el primer taxi que pasara. Tenia que llegar a la casa del joven antes de que fuera demasiado tarde.

Llegue lo antes posible. Era un edificio de departamentos de construcción barata ubicado en uno de los barrios más pobres de la ciudad. Toqué el timbre varias veces pero nadie respondió, así que derribe la puerta.

El departamento estaba deshabitado y todo desordenado. Los armarios estaban vacíos de ropa, aunque había algunas prendas tiradas por aquí y por allá. En la cocina había un aparato enorme, que jamás había visto antes. Tenía una gran pantalla, parlantes, micrófonos, antenas, cables y lámparas.

Sobre una mesa había una nota dirigida a mí que decía:

- Me ha descubierto, ya lo se. Vi su sueño de esta noche y por supuesto conozco su último cuento. Es extraño, pero el arma con la que yo pensaba hacerme rico se volvió contra mí. Este aparato que usted ve, es el famoso lector de sueños que su cuento describe tan magníficamente. No tuve tiempo de desarmarlo, pero no se preocupe, nadie mas que yo lo puede usar, ya que quité la pieza fundamental, gracias a la cual funciona. Pero recuerde: lo puedo armar en cualquier momento, solo yo sé construirlo. Voy a leer sus sueños para siempre, por lejos que esté. En algún lejano país empezare mi “carrera” de escritor y me haré rico, señor Ulises, gracias a usted.




sábado, 16 de enero de 2021

LA PENA MÁXIMA

Nunca aboné el discurso punitivista. Por ejemplo, nunca estuve de acuerdo con la pena de muerte. No estuve de acuerdo con la pena de muerte para los genocidas de la dictadura, creo que merecían ser juzgados y condenados. No estoy de acuerdo con la pena de muerte, como muchos  piden, para un violador, por las mismas razones.

Pero así como la pandemia es una situación singular (la más singular que haya conocido la humanidad en varias generaciones), creo que merece soluciones singulares y extremas. Creo que lo que faltó en esta pandemia es juzgar y encarcelar boludos. Desde el minuto cero debería haber pasado por el Congreso una ley, que disponga el juicio y  condenas severísimas a todo aquel que propague el virus, o divulgue información falsa o malintencionada durante la pandemia (si, estoy hablando de la prensa canalla y de la mierda que tenemos como oposición).

¿De qué le sirve al país todos esos descerebrados anticuarentena y antivacuna? ¿Por qué tenemos que tolerar a gente que se caga en la vida de todos los demás? ¿Hasta qué punto es posible razonar con estas personas? Son agresores, y agresores muy peligrosos. Seguramente son una minoría, pero una minoría con gran capacidad de daño. No tengo vergüenza de decir que le deseo lo peor a esta lacra.

Entiendo a esta situación de pandemia como una situación análoga a una guerra contra una potencia extranjera. Supongamos que en esa circunstancia el Gobierno decreta que nos quedemos todos en casa con la luz apagada. Y supongamos que aparece un ejército de boludos diciendo cosas como estas:

- Mi libertad está en juego, a mí nadie me dice lo que tengo que hacer.

- Todos por la república, ¡no nos van a avasallar!

- Yo tengo la costumbre de salir todas las noches a la calle con un reflector, y convoco a todos a acompañarme esta noche.

¿Entienden que con esta analogía, no resulta tan chocante hablar de máximas penas?




viernes, 1 de enero de 2021

LA PELICULA DE MI VIDA (CUENTO)

Surgió la idea, conversando con un director de cine, que bueno que sería filmar la historia de mi vida.

El director en cuestión no lograba un éxito hacía treinta años, y la crítica lo consideraba un director del pasado, pero milagrosamente apareció un productor, un crédito, y el tipo le metió para adelante.

El presupuesto era escaso y el guionista contratado, del montón. La historia tenía unos baches argumentales dignos de un aficionado, los diálogos eran absurdos y carentes de imaginación. Además, puso el acento en todos los aspectos negativos de mi vida. Por supuesto, yo hubiera preferido que resalte mis virtudes, alguna debo tener.

El continuista era lamentable, con decir que en una misma escena aparezco con dos chombas de distinto color, y nadie se dio cuenta.

La vestuarista estuvo lejos de lucirse, hubiera sido mejor que cada cual use su propia ropa de calle.

El actor que hacía de mí, no se me parecía en nada, ni en cuanto a carácter ni en cuanto a físico. Tenía la cara de piedra, era menos expresivo que una silla, sobreactuaba y tenía una dicción espantosa. Nada mejor se puede decir de los actores y actrices secundarios, creo que ninguno pasó por el Conservatorio. Los extras también se equivocaban y todo el tiempo pasaban a destiempo frente a cámara.

El director confirmó ser un desastre, las tomas estaban fuera de foco, la puesta en escena era improvisada en el momento, las locaciones que eligió no podían ser peores, y nadie entendía bien que quería.

A pesar de que varias veces se estuvo por caer la financiación, y de varias marchas y contramarchas, el proyecto siguió adelante. La edición final no mejoró nada, y así llegamos al día del estreno.

La crítica fue despiadada y casi nos despedaza, las palabras más usadas en las reseñas fueron “porquería” y “basura”. Alguien incluso llegó a proponerla como “peor película de todos los tiempos”.

Por supuesto que la taquilla no funcionó, y el boca a boca menos. Duró una semana en cartel y pasó rápidamente al olvido. Queda la esperanza de que dentro de veinte años se transforme en una película de culto y la pasen en trasnoche, pero es poco probable que eso suceda.

Curiosamente, se hizo una remake en Hollywood, que fue todavía un bodrio peor que el original.

Finalmente, lo que tendría que haber sido un acontecimiento brillante, el hecho de que mi vida llegue al celuloide, terminó transformándose en un estigma: la historia de mi vida es una película clase “B”.





UN AUTENTICO PROFESIONAL (CUENTO)

Empecé de pibe, en la plaza, como lo hacían muchos chicos a mi edad. Iba todos los días y es ahí donde uno va aprendiendo todas las picardías del juego.

Me acuerdo de los tableros pintados en las mesas de cemento, algunos tan gastados que había que adivinarlos.

Un día con varios muchachos de la barra nos fuimos a probar al club del barrio. Yo por suerte quedé y así empezó mi carrera profesional, siempre fiel a mis colores.

El tablero del club es un billar, nada que ver con aquellas mesas de cemento.

Dicen que no tenemos amor por la camiseta, por la forma como peleamos los contratos con la institución, pero la vida del ajedrecista es corta, uno tiene que ganar bien. Yo a la camiseta la llevo en el corazón, por eso cuando hago un jaque mate lo grito con toda mi alma.

El equipo hoy esta fenómeno, tenemos dos caballos que se mueven bien en espacios chicos, dos alfiles que manejan bien los dos perfiles, y dos torres que marcando te siguen hasta el vestuario.

Estaba en el mejor momento de mi carrera, pero se empezó a desmoronar todo después de un comentario desafortunado que hice en una entrevista. El club me rescindió el contrato, la prensa empezó una campaña en mi contra, los hinchas me dieron la espalda.

Maldigo el día en el que me declare públicamente como antimonárquico.