lunes, 30 de junio de 2025

CUATRO AMIGOS EN UN BAR (UN CUENTO DE CLAUDIO AMADEO VIGGIANO)

 

Cuatro amigos en un bar. Uno de ellos cuenta sus intentos para conquistar a una chica.

-          Un día decidí que hablando no iba a llegar a ningún lado, así que me puse a escribir.

-          ¿A escribir qué?

-          No sé, a escribir cosas.

-          ¿A ver?

-          Empecé con un poema, se llama “Lo que somos vos y yo”, y dice así:

 

Somos carne y uña

Tuerca y arandela

Moneda y alcancía

Pan y queso

Pero por sobre todas las cosas

Somos culo y calzón

 

-          ¿Y?

-          Su mirada de hielo lo dijo todo.

-          La verdad es que ese poema es una auténtica mierda.

-          No me di por vencido, este es el segundo intento. Se llama “Historia del joven romántico y de la linda sepulturera”

 

Esa noche fuí a visitar a la linda sepulturera, con un ramo de flores, para decirle cuanto la amaba. Pero la encontré bailando con un esqueleto y haciendo cosas non sanctas con los cadáveres.

-          ¿Esas manecitas, de las que yo estaba enamorado, se ensucian con esos cuerpos putrefactos? le pregunté.

-          Si no te gusta tomatelás, salame, me dijo, que yo entre los muertos, vivo feliz.




 

-          ¿Qué te dijo?

-          Me mandó a la mierda

-          Si, boludo, ¿A qué mina le gusta que le digan que se parece a una sepulturera?

-          Sin embargo, hay que admitir que mejoraste mucho desde el primer intento.

-          Igual lo intenté una vez más. Se llama “La leyenda de la hermosásea”

-          Dale, te escuchamos. 

 

Cierta vez, los Dioses decidieron que querían crear la flor más bella. Entonces la moldearon, con forma de chica, y la llamaron “La Hermosásea”.

Pero descubrieron que la hermosásea llegaba a su máximo esplendor cuando era besada.

Así que, con la misma arcilla, moldearon a “El Besador”, con forma de chico, para que la llene a la hermosásea de besos.

Y todos los días, al caer el sol, se sentaban a admirar la belleza de la hermosásea. Y vieron que lo que habían hecho era bueno, y pudieron descansar.

 

-          El estilo bíblico atrasa dos mil años. Literal

-          A mí si alguien me lee eso, le entrego el culo inmediatamente.

-          Pero, ¿qué te dijo?

-          ¡Machista hijo de puta! ¿Qué te crees? ¿Que necesito de tus besos?



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