¿Te enojaste porque hice pis? Me tirabas para arriba y
para abajo, y yo no quería admitir que me estaba asustando.
Ese día estaba decidido a pasar la rompiente. En el mar siempre me sentí muy cómodo, no
recuerdo haber tenido miedo nunca, ni haber pasado nunca por una situación de
riesgo.
Trataba de parecer tranquilo cantando canciones que
aprendí en el jardín, pero no podía terminar ninguna, porque me llenabas la
cara de agua salada.
Todo tranquilo, acá, lejos de la costa, lejos de todo. Nado
un poco, y si me canso hago la plancha.
Eras pícaro y travieso. ¿Tenías muchas ganas de jugar? ¿Cuántos
años tenías en ese momento? Allá veo que mi mamá me está haciendo señas.
Ya estoy volviendo, siento algo en una pierna, parece un
calambre. Y el oleaje cambió, ahora es más violento.
Dale, dame una ayudita para salir, y no le cuento nada a
mi mamá, no le digo que me hiciste tener un poco de miedo.
No hago pie, esto se está poniendo feo. Necesito esa ola
salvadora que me arrastre hasta la orilla.
Es un mar persona, que piensa, siente y tiene
recuerdos. Un poco mejores que los míos,
ya que ahora que hago memoria, me salvó la vida dos veces.
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